El elogio de la amistad: un puente entre Oriente y Occidente
¿Cómo empezar un blog que aspira a plasmar reflexiones filosóficas? ¿Cuál podría ser su primera entrada? Estas son las preguntas que me hacía. Y de pronto, encontré una respuesta. ¿No me había interesado siempre la filosofía comparada, el diálogo entre tradiciones filosóficas bien alejadas en el tiempo y en el espacio? Por otra parte, ¿no valoramos la mayoría de nosotros el sentido de la amistad como uno de los elementos más importantes de una vida feliz? Pues bien, iba a comenzar mi blog con el elogio de la amistad que el misionero jesuita Matteo Ricci compuso en chino en un breve tratado. Aunque cuenta con dos traducciones al español, estas son bastante difíciles de encontrar. Así que me gustaría llamar la atención sobre este librito no muy conocido e incitar a mis lectores a buscarlo.
Cuenta Matteo Ricci (1552-1610) en el proemio de su obra que viajando por China un noble de aquel país le ofreció un banquete. Terminado el mismo, el príncipe habría abandonado su lugar y venido a él. Tendiéndole la mano le habría dicho «cuando hombres nobles de gran virtud se dignaron pasar a mi tierra, no hay ocasión en que no los invite, los trate como amigos y los honre. El gran Occidente es la tierra de la moralidad y la justicia: quisiera escuchar qué piensa de la amistad.” Mateo Ricci se habría retirado y escrito todo aquello que había aprendido sobre la amistad gracias a sus estudios del mundo clásico. El resultado es un librito que presenta 100 aforismos y reflexiones, y en el que Ricci recoge los pensamientos sobre el tema de Aristóteles, Plutarco, Séneca, Cicerón, etc. A través de la obra (la primera que publicó en chino) Ricci pretendía mostrar no sólo el carácter avanzado de la cultura europea, sino que, en su aprecio por algo tan importante para los chinos como la amistad, aquella era perfectamente compatible con la civilización de estos últimos. En efecto, si pensamos que desde las primeras palabras de las Analectas de Confucio este se preguntaba si no era verdaderamente placentero tener amigos que viajaran largas distancias para visitarle a uno, ¿cómo no iban los letrados chinos a apreciar las ideas que Ricci exponía? Para este, el amigo es la mitad de mí mismo; “es otro yo”, en expresión de Aristóteles que Ricci hace suya. La amistad, sin la que no puede haber alegría, está más allá del beneficio del momento, y tiene como objetivo el perfeccionamiento moral; si mi amigo me es superior, lo imitaré y aprenderé de él; si yo soy superior, contribuiré a mejorarlo. Por eso, “El verdadero amigo no siempre sigue al amigo ni siempre se le opone: cuando tiene razón le presta sus oídos, cuando no tiene razón se le opone.” Por tanto, no se pueden tolerar los vicios de los amigos. Sería la postura egoísta de quien sólo se preocupa de su placer, y no del bienestar del otro.
Considerada así la amistad, ¿podría un gobernante desear algo mejor que tener a su alrededor consejeros sabios dispuestos a reprocharle sus defectos? Esta es una de las misiones que los confucianos se atribuían.
Concluyendo ya, en mi opinión merece la pena que el lector reflexione sobre este interesante encuentro entre Europa y China, y que recuerde algo que en el fondo todos sabemos, la importancia de tener amigos. Este blog aspira a crear una comunidad en donde el diálogo y la amistad se encuentren.